viernes, 17 de agosto de 2012
La Mujer
Oh, encantadora belleza orgánica
que no se compone de pintura o piedra
sino de materia viva y corruptible.
Mira los hombros, y las caderas
y los senos floridos a ambos lados del pecho,
las costillas alineadas por pareja,
y el ombligo en la blandura del vientre,
y el sexo oscuro entre los muslos.
Déjame sentir la exhalación de tus poros,
y palpar tu vello,
y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos.
La Montaña Mágica, Thomas Mann, 1924
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